¿Quiénes somos realmente?


Sin la menor advertencia, en cualquier momento o lugar, sin causa aparente, puede suceder...De improviso me encontré envuelto en una nube de color semejante a las llamas. Por un instante pensé en un incendio, en una inmensa conflagración en algún lugar inmediato; al momento siguiente comprendí que el fuego estaba dentro de mí. Entonces me inundó un sentimiento de júbilo, un inmenso regocijo acompañado, o seguido inmediatamente, por una iluminación intelectual imposible de describir. Entre otras cosas, no llegué simplemente a creer, sino que vi que el universo no está compuesto de materia muerta, sino que es, por el contrario, una Presencia viviente; tomé conciencia de la vida eterna que hay en mí. No era la convicción de que tendría vida eterna, sino la conciencia de que la poseía ya entonces; vi que todos los hombres son inmortales; que el orden cósmico es tal que sin la menor duda todas las cosas colaboran para el bien de todas y cada una de ellas; que el principio fundamental del mundo, es lo que llamamos amor, y que la felicidad de todos y cada uno es, a la larga, absolutamente segura. (Cita de R.M. Bucke)... Por esto y por muchas cosas más decidí iniciar esta aventura virtual.

jueves, 27 de marzo de 2008

Dualidad

En el nivel de existencia físico, material, visible y tangible al que llamamos mundo real y que percibimos con los cinco sentidos (incluye nuestros cuerpos, el viento, agua, tierra, animales, moléculas, microbios, etc). En este nivel, el tiempo parece fluir en una línea recta que va del pasado al presente y futuro, ¿qué significa esto? que todo lo que hay en el nivel físico tiene un principio y un final; es relativo, pasajero. Nada es bueno ni es malo, simplemente es.

Este mundo llamado también tridimensional se rige por leyes inmutables de causa y efecto, por lo que todo es predecible. Otra de estas leyes inmutables es la ley de la polaridad o dualidad.

"Todo es doble; tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grados; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse” El Kybalion.

Este principio encierra la verdad de que todo es dual; todo tiene dos polos; todo su par de opuestos. Explica que en cada cosa hay dos polos, dos aspectos, y que los “opuestos” no son, en realidad, sino los dos extremos de la misma cosa, consistiendo la diferencia, simplemente, en diversos grados entre ambos. El calor y el frío, aunque opuestos, son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia o simplemente, en diversos grados de aquella. Así también, la luz y la oscuridad son polos de la misma cosa, con mucha gradación entre ambos. Podríamos encontrar infinidad de ejemplos tanto en el plano físico como en el mental. En este último: amor – coraje; valor – miedo; actividad – inercia. Los estudiosos del Kybalion nos dicen que el conocimiento de este gran principio hermético permite conocer mejor los propios estados mentales así como los de los demás y afirman que la tendencia de la naturaleza es en dirección a la actividad dominante del polo positivo.

Dios sabía que, para que existiera el amor y se reconociera a sí mismo como puro amor, había de existir también su opuesto. Así, Dios creó voluntariamente la gran polaridad: el opuesto abosluto del amor, todo lo que el amor no es, es lo que ahora llamamos miedo. Desde el momento en que existía el miedo, el amor podía existir como algo que se podía experimentar. Es a esta creación de dualidad entre el amor y su contrario a lo que la mitología se refiere como el nacimiento del diablo, la caída de Adán, la rebelión de Satán, etc.

Los seres humanos tendemos a valorar o juzgar en opuestos. Esto nos crea un conflicto ya que nos obliga a diferenciar y a decidir. Por ello decimos sí a una cosa y al mismo tiempo no a su contrario, sabemos que los opuestos se excluyen mutuamente. Pero, si sólo nos quedamos con esta concepción y caemos en la exclusión, incurrimos en un desequilibrio.

Más allá de la polaridad en la que nosotros como individuos nos encontremos, esta la unidad, el Uno que todo lo abarca, en el que se unen los opuestos. Este nivel del ser se llama también el Todo porque todo lo abarca, y nada puede existir fuera de esta unidad, de este Todo.

Lao Tsé, Tao-Te-King

El que dice: hermoso
esta creando: feo.
El que dice: bien
esta creando: mal.
Resistir determina: no resistir,
alto determina: bajo,
ruidoso determina: silencioso,
determinado determina: indeterminado,
ahora determina: otrora.
Así pues, el sabio
actúa sin acción,
dice sin hablar.
Lleva en sí todas las cosas
en busca de la unidad.
Él produce, pero no posee
perfecciona la vida
pero no reclama reconocimiento
y porque nada reclama
nunca sufre pérdida.

Ken Wilber dice:

“Cuando se comprende que los opuestos son uno, la discordia se disuelve en concordia, las batallas se convierten en danzas y los antiguos enemigos se convierten en amantes. Estamos entonces en condiciones de entablar amistad con la totalidad de nuestro universo, en vez de seguir manteniéndolo dividido”.

Para asumir o reconocer las polaridades podemos:

1. Nombrarlas, poder reconocerlas. Ejemplo: Con nuestra pareja podemos reconocer las cualidades deseables (lo positivo). Detrás de afirmaciones como guapo, fuerte, activo, ordenado, existe una negación simplista de la contra parte: feo, débil, inactivo, desordenado.

Es sólo cuando identificamos los dos polos que estamos preparados para asumir la naturaleza dual de cada polaridad.

2. Podemos realizar un análisis de las maneras en que hemos pretendido excluir o no ver en nuestra vida la polaridad considerada negativa. Esto nos permitirá comprender cómo al tratar de excluir un polo, dicho aspecto o aspectos nos sorprenden irrumpiendo en nuestra vida.

Por ejemplo, si trato de negar mi agresividad o violencia, de pronto puedo encontrarme reaccionando ante un ser amado con una agresión o violencia inusitada a lo que después me sentiré arrepentida.

3. Para trabajar la polaridad podemos descubrir cuál es su energía, su raíz , de dónde se alimenta y qué la sostiene. Descubrir y nombrar esa energía es un paso importante y transformador. Ejemplo: descubrir que entre pereza y actividad, la energía equilibradora se expresa a través de la vitalidad: pereza – vitalidad – actividad.

Vamos a ver otras polaridades que pueden darnos luz:

Intuitivo – creativo - racional
Dar – reciprocidad – recibir
Ternura – autoafirmación – agresividad

Debemos ser conscientes y aceptar la “sombra” que está presente en nuestra vida. Como dice Jung, ninguna vida luminosa puede estar exenta de una cierta medida de oscuridad, y afirma: “La misma palabra “felicidad” estaría privada de significado sin su opuesto, la infelicidad”.

Analizar nuestra historia personal nos permite tomar consciencia de las raíces de nuestras polaridades. Si dejamos de negarlas y logramos escucharlas, integrarlas, interactuar con ellas y llegar a aceptarlas y amarlas nos permitirá ser auténticos y estar en armonía con nosotros mismos, encontraremos nuestro centro.

In Lakésh

1 comentario:

cieloytierra dijo...

qué bien me hizo leer a lao tzú y wilber en el mismo texto...
no conocía este tu espacio...
dos trabajadores profundos y consecuentes por la luz y la honestidad mas genuina...
creo...

un abrazo. grande.

Mariní